Nació en Ciudad Barrios (San Miguel) el 15 de agosto de 1917, y fue asesinado el 24 de marzo mientras celebraba una misa,
Hombre importante en la vida de todo salvadoreño, ya que seamos o no Católicos, lo llevaremos siempre en nuestros corazones, ya que el supo ganarse la simpatía de un pueblo que estaba en guerra, nunca tuvo miedo de defender a las personas, aunque lo amenazaran, el siempre defendió sus ideales, que fueron inspirados por nuestro Señor Jesucristo.
Aunque muchos lo tomen como figura política, o como una persona rebelde, pero eso no es cierto el quiso siempre dar un mensaje de esperanza a un pueblo necesitado de Dios, un pueblo que estaba triste al ver como nos matábamos entre nosotros, al ver a hermanos matarse entre si solo por causas políticas; pero el fue siempre una persona de gran corazón.
Fue asesinado por cometer el pecado mas grande del hombre, el cuál es amar al projimo como a si mismo, por defender la dignidad de las personas por decirle la verdad a un gobierno abusivo el cual no valoraba al pueblo, por no venderse ante un gobierno corrupto, por eso fue asesinado nuestro pastor.
El corazón de El Salvador marcaba
24 de marzo y de agonía.
Tú ofrecías el Pan,
el Cuerpo Vivo
-el triturado cuerpo de tu Pueblo;
Su derramada Sangre victoriosa
-¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacre
que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!
El ángel del Señor anunció en la víspera,
y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;
como se hace muerte, cada día, en la carne desnuda de tu Pueblo.
¡Y se hizo vida nueva
en nuestra vieja Iglesia!
Estamos otra vez en pie de testimonio,
¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!
Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.
Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el Continente.
Romero de
Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a divisa.
Como Jesús, por orden del Imperio.
¡Pobre pastor glorioso,
abandonado
por tus propios hermanos de báculo y de Mesa...!
(Las curias no podían entenderte:
ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo).
Tu pobrería sí te acompañaba,
en desespero fiel,
pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.
El Pueblo te hizo santo.
La hora de tu Pueblo te consagró en el kairós.
Los pobres te enseñaron a leer el Evangelio.
Como un hermano herido por tanta muerte hermana,
tú sabías llorar, solo, en el Huerto.
Sabías tener miedo, como un hombre en combate.
¡Pero sabías dar a tu palabra, libre, su timbre de campana!
Y supiste beber el doble cáliz del Altar y del Pueblo,
con una sola mano consagrada al servicio.
América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini
en la espuma-aureola de sus mares,
en el retablo antiguo de los Andes alertos,
en el dosel airado de todas sus florestas,
en la canción de todos sus caminos,
en el calvario nuevo de todas sus prisiones,
de todas sus trincheras,
de todos sus altares...
¡En el ara segura del corazón insomne de sus hijos!
San Romero de América, pastor y mártir nuestro:
¡nadie hará callar tu última homilía!
Nos quitaron al profeta pero su voz de justicia no nos la quitaran, esa estará en nuestros corazones siempre sirviendo de ejemplo a muchos.
Este 24 de marzo estamos celebrando ya 30 años de su muerte, pero todavía no santifican a esta gran persona, según dicen por razones políticas, pero eso al fin y al cabo no viene al caso ya que él siempre lucho por el pueblo no por un partido político, pero bueno que se le va a hacer, recordemos el mensaje de Mons. Romero el de ser un pueblo unido un pueblo que tenga como base el amor a Dios y el amor al prójimo.Unámonos como pueblo para recordar la memoria de ese ser el cuál defendió a este pueblo, y que no solo los extranjeros celebren su memoria, ya que una gran parte de los salvadoreños cree que este era un personaje revolucionario, y no una persona bondadosa, que le enseñaba el amor a Dio s, a las personas.