viernes, 1 de octubre de 2010

Evangelio del viernes 1 de octubre de 2010

Primera Lectura: Job 38, 1. 12-21; 40, 3-5
"¿Has mandado a la mañana o has entrado por los hontanares del mar?"
El Señor habló a Job desde la tormenta: "¿Has mandado en tu vida a la mañana o has señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados, para que la transforme como arcilla bajo el sello y la tiña como la ropa; para que les niegue la luz a los malvados y se quiebre el brazo sublevado? ¿Has entrado por los hontanares del mar o paseado por la hondura del océano?

¿Te han enseñado las puertas de la muerte o has visto los portales de las sombras? ¿Has examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo, si lo sabes todo. ¿Por dónde se va a la casa de la luz y dónde viven las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a su país o enseñarles el camino de casa? Lo sabrás, pues ya habías nacido entonces y has cumplido tantísimos años."

Job respondió al Señor:

"Me siento pequeño, ¿qué replicaré? Me taparé la boca con la mano; he hablado una vez, y no insistiré, dos veces, y no añadiré nada."

Salmo Responsorial: 138
"Guíame, Señor, por el camino eterno."
Señor, tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me levanto, / de lejos penetras mis pensamientos; / distingues mi camino y mi descanso, / todas mis sendas te son familiares. R.

¿Adónde iré lejos de tu aliento, / adónde escaparé de tu mirada? / Si escalo el cielo, allí estás tú; / si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R.

Si vuelo hasta el margen de la aurora, / si emigro hasta el confín del mar, / allí me alcanzará tu izquierda, / me agarrará tu derecha. R.

Tú has creado mis entrañas, / me has tejido en el seno materno. / Te doy gracias, / porque me has escogido portentosamente, / porque son admirables tus obras. R.

Evangelio: Lucas 10, 13-16
"Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado"
En aquel tiempo dijo Jesús: "¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. T tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado".

Evangelio del jueves 30 de septiembre de 2010

Primera Lectura: Job 19, 21-27
"Yo sé que está vivo mi Redentor"
Job dijo: "¡Piedad, piedad de mí, amigos míos, que me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué me perseguís como Dios y no os hartáis de escarnecerme? ¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca! Yo sé que está vivo mi Redentor, y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán. ¡Desfallezco de ansias en mi pecho!"

Salmo Responsorial: 26
"Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida."
Escúchame, Señor, que te llamo; / ten piedad, respóndeme. / Oigo en mi corazón: "Buscad mi rostro." R.

Tu rostro buscaré, Señor, / no me escondas tu rostro. / No rechaces con ira a tu siervo, / que tú eres mi auxilio; / no me deseches. R.

Espero gozar de la dicha del Señor / en el país de la vida. / Espera en el Señor, sé valiente, / ten ánimo, espera en el Señor. R.

Evangelio: Lucas 10, 1-12
"Descansará sobre ellos vuestra paz"
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.

No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."

Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios."

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo."

Evangelio del miércoles 29 de septiembre de 2010

Primera Lectura: Daniel 7,9-10.13-14
"Miles y miles le servían"
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.



Salmo Responsorial: 137
"Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor."
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; / delante de los ángeles tañeré para ti, / me postraré hacia tu santuario. R.

Daré gracias a tu nombre: / por tu misericordia y tu lealtad, / porque tu promesa supera a tu fama; / cuando te invoqué, me escuchaste, / acreciste el valor en mi alma. R.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, / al escuchar el oráculo de tu boca; / canten los caminos del Señor, / porque la gloria del Señor es grande. R.

Evangelio: Juan 1,47-51
"Veréis a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre"
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y añadió: "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

Evangelio del martes 28 de septiembre de 2010

Primera Lectura: Job 3, 1-3. 11-17. 20-23
"¿Por qué dio luz a un desgraciado?"
Job abrió la boca y maldijo su día diciendo:

"¡Muera el día en que nací, la noche que dijo: "Se ha concebido un varón"!

¿Por qué al salir del vientre no morí o perecí al salir de las entrañas? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar?

Ahora dormiría tranquilo, descansaría en paz, lo mismo que los reyes de la tierra que se alzan mausoleos, o como los nobles que amontonan oro y plata en sus palacios.

Ahora sería un aborto enterrado, una criatura que no llegó a ver la luz.

Allí acaba el tumulto de los malvados, allí reposan los que están rendidos.

¿Por qué dio luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura, al que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino porque Dios le cerró la salida?"

Salmo Responsorial: 87
"Llegue hasta ti mi súplica, Señor."
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, / de noche grito en tu presencia; / llegue hasta ti mi súplica, / inclina tu oído a mi clamor. R.

Porque mi alma está colmada de desdichas, / y mi vida está al borde del abismo; / ya me cuentan con los que bajan a la fosa, / soy como un inválido. R.

Tengo mi cama entre los muertos, / como los caídos que yacen en el sepulcro, / de los cuales ya no guardas memoria, / porque fueron arrancados de tu mano. R.

Me has colocado en lo hondo de la fosa, / en las tinieblas del fondo; / tu cólera pesa sobre mí, / me echas encima todas tus olas. R.

Evangelio: Lucas 9, 51-56
"Tomó la decisión de ir a Jerusalén"
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?" El se volvió y les regañó, y dijo: "No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos".

Y se marcharon a otra aldea.

Evangelio del lunes 27 de septiembre de 2010

Primera Lectura: Job 1, 6-22
"El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor"
Un día, fueron los ángeles y se presentaron al Señor; entre ellos llegó también Satanás.

El Señor le preguntó: "¿De dónde vienes?"

El respondió: "De dar vueltas por la tierra."

El Señor le dijo: "¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como él: es un hombre justo y honrado, que teme a Dios y se aparta del mal."

Satanás le respondió: "¿Y crees que teme a Dios de balde? ¡Si tú mismo lo has cercado y protegido, a él, a su hogar y todo lo suyo! Has bendecido sus trabajos, y sus rebaños se ensanchan por el país. Pero extiende la mano, daña sus posesiones, y te apuesto a que te maldecirá en tu cara."

El Señor le dijo: "Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques."

Y Satanás se marchó.

Un día que sus hijos e hijas comían y bebían en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a casa de Job y le dijo: "Estaban los bueyes arando y las burras pastando a su lado, cuando cayeron sobre ellos unos sabeos, apuñalaron a los mozos y se llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo."

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: "Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido tus ovejas y pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo."

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: "Una banda de caldeos, dividiéndose en tres grupos, se echó sobre los camellos y se los llevó, y apuñaló a los mozos. Sólo yo pude escapar para contártelo."

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: "Estaban tus hijos y tus hijas comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor, cuando un huracán cruzó el desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató. Sólo yo pude escapar para contártelo."

Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra y dijo: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor." A pesar de todo, Job no protestó contra Dios.

Salmo Responsorial: 16
"Inclina el oído y escucha mis palabras."
Señor, escucha mi apelación, / atiende a mis clamores, / presta oído a mi súplica, / que en mis labios no hay engaño. R.

Emane de ti la sentencia, / miren tus ojos la rectitud. / Aunque sondees mi corazón, / visitándolo de noche, / aunque me pruebes al fuego, / no encontrarás malicia en mí. R.

Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; / inclina el oído y escucha mis palabras. / Muestra las maravillas de tu misericordia, / tú que salvas de los adversarios / a quien se refugia a tu derecha. R.

Evangelio: Lucas 9, 46-50
"El más pequeño de vosotros es el más importante"
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: "El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante".

Juan tomó la palabra y dijo: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir". Jesús les respondió: "No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro".

Evangelio del domingo 26 de septiembre de 2010

XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lectura del libro del profeta Amós
Primera Lectura: Amós 6, 1a. 4-7
"Los disolutos encabezarán la cuerda de cautivos"

Así dice el Señor todopoderoso: "¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria!

Os acostáis en lechos de marfil; arrellanados en divanes,

coméis carneros del rebaño

y terneras del establo;

canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales;

bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José.

Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos."

Palabra de Dios:
Te alabamos Señor

Salmo Responsorial: 145
"Alaba, alma mía, al Señor."

Él mantiene su fidelidad perpetuamente, él hace justicia a los oprimidos, él da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R.

"Alaba, alma mía, al Señor."

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R.

"Alaba, alma mía, al Señor."

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R.


"Alaba, alma mía, al Señor."

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo
Segunda Lectura: I Timoteo 6, 11-16
"Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor"

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza.

Combate el buen combate de la fe.

Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.

En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.

A él honor e imperio eterno. Amén.

Palabra de Dios:
Te alabamos Señor

Lectura del Santo Evangelio segun San Lucas
Gloria a Tí Señor
Evangelio: Lucas 16, 19-31
"Recibiste bienes y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces"


En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de purpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.

Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.

Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. "

Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.

Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros."

El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento."

Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."

El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.

Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.""

Palabra del Señor:
Gloria y honor a Tí Señor Jesús

Evangelio del sábado 25 de septiembre de 2010


  • Primera Lectura: Eclesiastés 11, 9-12, 8
    "Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud,"

    Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón, de lo que atrae a los ojos; y sabe que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo.

    Rechaza las penas del corazón y rehuye los dolores del cuerpo: niñez y juventud son efímeras.

    Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que lleguen los días aciagos

    y alcances los años en que dirás: "No les saco gusto."

    Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado.

    Ese día temblarán los guardianes de casa y los robustos se encorvarán, las que muelen serán pocas y se pararán, las que miran por las ventanas se ofuscarán, las puertas de la calle se cerrarán y el ruido del molino se apagará, se debilitará el canto de los pájaros, las canciones se Irán callando, darán miedo las alturas y rondarán los terrores.

    Cuando florezca el almendro, y se arrastre la langosta, y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre marcha a la morada eterna, y el cortejo fúnebre recorre las calles.

    Antes de que se rompa el hilo de planta, y se destroce la copa de oro, y se quiebre el cántaro en la fuente, y se raje la polea del pozo, y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio.

    Vanidad de vanidades, dice Qohelet, todo es vanidad.

  • Salmo Responsorial: 89
    "Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación."

    Tú reduces el hombre a polvo, / diciendo: "Retornad, hijos de Adán." / Mil años en tu presencia / son un ayer, que pasó; / una vela nocturna. R.

    Los siembras año por año, / como hierba que se renueva: / que florece y se renueva por la mañana, / y por la tarde la siegan y se seca. R.

    Enséñanos a calcular nuestros años / para que adquiramos un corazón sensato. / Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? / Ten compasión de tus siervos. R.

    Por la mañana sácianos de tu misericordia, / y toda nuestra vida será alegría y júbilo. / Baje a nosotros la bondad del Señor / y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

  • Evangelio: Lucas 9, 43b-45
    "Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto"

    En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres. Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto".

  • Evangelio del viernes 24 de septiembre de 2010


  • Primera Lectura: Eclesiastés 3, 1-11
    "Todas las tareas bajo el sol tienen su sazón"

    Todo tiene su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol: tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar; tiempo de matar, tiempo de sanar; tiempo de derruir, tiempo de construir; tiempo de llorar, tiempo de reír; tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar; tiempo de arrojar piedras, tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse; tiempo de buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de desechar; tiempo de rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de hablar; tiempo de amar, tiempo de odiar; tiempo de guerra, tiempo de paz. ¿Qué saca el obrero de sus fatigas? Observé todas las tareas que Dios encomendó a los hombres para afligirlos: todo lo hizo hermoso en su sazón y dio al hombre el mundo para que pensara; pero el hombre no abarca las obras que hizo Dios desde el principio hasta el fin.

  • Salmo Responsorial: 143
    "Bendito el Señor, mi Roca."

    Bendito el Señor, mi Roca, / mi bienhechor, mi alcázar, / baluarte donde me pongo a salvo, / mi escudo y mi refugio. R.

    Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?; / ¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos? / El hombre es igual que un soplo; / sus días, una sombra que pasa. R.

  • Evangelio: Lucas 9, 18-22
    "Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho"

    Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas". El les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios". El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar el tercer día".

  • Evangelio del jueves 23 de septiembre de 2010


  • Primera Lectura: Eclesiastés 1, 2-11
    "Nada hay nuevo bajo el sol"

    ¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta.

    Sale el sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento.

    Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar.

    Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír.

    Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol.

    Si de algo se dice: "Mira, esto es nuevo", ya sucedió en otros tiempos mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.

  • Salmo Responsorial: 89
    "Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación."

    Tú reduces el hombre a polvo, / diciendo: "Retornad, hijos de Adán." / Mil años en tu presencia / son un ayer, que pasó; / una vela nocturna. R.

    Los siembras año por año, / como hierba que se renueva: / que florece y se renueva por la mañana, / y por la tarde la siegan y se seca. R.

    Enséñanos a calcular nuestros años, / para que adquiramos un corazón sensato. / Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? / Ten compasión de tus siervos. R.

    Por la mañana sácianos de tu misericordia, / y toda nuestra vida será alegría y júbilo. / Baje a nosotros la bondad del Señor / y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

  • Evangelio: Lucas 9, 7-9
    "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?"

    En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de verlo.

  • Quince minutos ante el Sagrado Corazón

    CONFORMIDAD DE NUESTRO CORAZÓN CON SU CORAZÓN

    DESCENDÍ DEL CIELO NO PARA HACER MI VOLUNTAD, SINO LA DE MI PADRE


    Hijo mío, Yo vine a la tierra para hacer la voluntad de Aquél que me envió. Sabía cuántos insultos, dolores, desprecios y tormentos me estaban reservados, y sin embargo, no vacilé en abrazar la voluntad de mi Padre. Todo esto era bien poco en comparación de la amargura que experimentaba mi Corazón al pensar en la ingratitud de los hombres que, ciegos y deslumbrados los unos con el amor de los placeres y el brillo de las riquezas, y dormidos los otros sobre los papeles de sus negocios, los primeros no han querido verme, y los otros apenas se despiertan, o se despiertan tan tarde que hacen inútiles mis enseñanzas y la vida que di por ellos. ¡ Oh ingratitud incomprensible! Tu también hijo mío te apartas de mi. ¿Por qué corres tras de lo que no has de conseguir? ¿Por qué te precipitas en las fuentes cenagosas que no apagan la sed? Por qué no escuchas mi voz, cuando te llamo como el padre más cariñoso, como el amigo más fiel? En mi Corazón y en el de mi Purísima Madre, que también lo es tuya, encontrarás el manantial que nunca se agota. Te ofrezco dulzuras incomparables y tú prefieres el acíbar que produce el remordimiento, a cambio de un momento de placer. Buscas una dicha ficticia y engañosa, y a pesar del afán con que la buscas, tienes que confesar que no la encuentras. ¿Sabes por qué? Porque has despreciado la Ley que yo te di, y te has desviado de la senda que yo te tracé. Si alguna vez me sigues, tu paso es tan inseguro que el menor obstáculo te hace retroceder.

    ¡Oh dulcísimo Corazón! Ya que dijistes: Qui fecerit voluntatem Patris mei, ipse meus frater est, yo quiero ser tu hermano.

    Y para que yo pueda llevar con propiedad este título deliciosísimo que me da tu amor, ayúdame Madre mía, y Tú, Jesús mío, modelos de humildad y obediencia. Yo propongo en adelante conformarme con tu voluntad, Corazón adorable de Jesús.

    Y si te dignas darme tribulaciones, te amaré siempre, Corazón pacientísimo.

    Si quieres darme alegrías, te amaré siempre, Corazón humildísimo.
    Si quieres darme enfermedades y pobreza, te amaré siempre, Corazón modestísimo.
    Si quieres que me injurien y calumnien, te amaré siempre, Corazón mansísimo. Si quieres que me ensalcen, te amaré siempre, Corazón perfectísimo.
    Y si quieres que me humillen, que mis parientes me nieguen, que los amigos me falten y que la sociedad me abandone, haz que te ame siempre, Corazón santísimo, porque todo lo que no eres Tú, nada es, y no quiero confiar sino en ti, para que pueda morir exclamando:

    Cumplí tu voluntad, Jesús divino,
    Mientras viví en el mundo cenagoso;
    Y hoy, por mi dicha, al fin de este camino

    Espero me recibas amoroso.

    Sagrado Corazón de Jesús

    Sagrado Corazón de Jesús
    Ten piedad y misericordia de nosotros.

    Ejercicio Piadoso en Honor del Sagrado Corazón de Jesús

    Oh sacratísimo Corazón de Jesús, dígnate aceptar este obsequio que te ofrezco a mayor gloria tuya y bien de mi alma. Amén
    Y para recordar ahora el grande amor que nos has tenido, voy considerando tus Promesas saludándote al mismo propio tiempo con la oración del Padrenuestro, salida de tu Corazón y de tus labios.

    Primera promesa: Daré a mis devotos todas las gracias necesarias para su estado.

    Segunda: Pondré paz en sus familias.

    Tercera: Los consolaré en sus aflicciones.

    Cuarta: seré su Protector durante la vida y principalmente en la hora de su muerte.
    ¡Oh Jesús, oh Jesús mío! ¡Qué consoladoras son para mí estas promesas. Padrenuestro ...

    Quinta promesa: Bendeciré generosamente todas las empresas de mis devotos.

    Sexta: Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente inagotable de la misericordia.

    Séptima: Las almas tibias se enfervorizarán.

    Octava: Las almas fervorosas se elevarán a grande santidad.
    ¡Oh Jesús, oh Jesús mío! Por tu Corazón te pido que cumplas en mí estas tus consoladoras promesas.
    Padrenuestro ...

    Novena promesa: Daré a los sacerdotes la gracia de conmover a los pecadores más empedernidos.

    Décima: Bendeciré las casas en las cuales sea expuesta y honrada la Imagen de mi Corazón.

    Undécima: Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás se borrará de Él.

    Duodécima: A los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, prometo la gracia de la perseverancia final y de que no morirán en desgracia mía y sin recibir los Santos Sacramentos.

    ¡Oh Jesús, Oh Jesús mío! Tu Corazón ya no puede darnos más: Concédeme el cumplimiento de estas tus dulces y consoladoras promesas y úneme a ti para siempre en el Cielo. Amén, Padrenuestro ...

    Oración: Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, míranos postrados humildemente ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; para que podamos unirnos hoy más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu sacratísimo Corazón: Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos. Ten misericordia de unos y otros, benignísimo Jesús, y atráelos con fuerza todos juntos a tu Sacratísimo Corazón.

    Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que éstos prontamente regresen a la casa paterna, para que no mueran de hambre y de miseria.

    Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y volvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.

    Reina, finalmente, sobre cuantos viven en las antiguas supersticiones de la gentilidad; y, como tuyos que son, sácalos de las tinieblas a la luz del reino de Dios.

    Concede, Señor, a tu Iglesia segura y completa libertad; otorga la paz a todas las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el divino Corazón, por quien nos vino la salud ; a él sea la gloria y honor por todos los siglos de los siglos. Amén.

    Nuestra Señora del Sagrado Corazón

    Nuestra Señora del Sagrado Corazón
    Ruega por nosotros.

    Letanía del Corazón agonizante de Jesús

    • Señor, ten piedad de nosotros.
      Jesucristo, ten piedad de nosotros.
    • Señor, ten piedad de nosotros.
    • Jesucristo, escúchanos.
    • Jesucristo óyenos.
    • Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
    • Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
    • Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
    • Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros,
    • Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos.
    • Corazón agonizante de Jesús que, desde el primer instante de tu formación en el casto seno de maría has sufrido por nuestra salvación, ten misericordia de nosotros.
    • Corazón agonizante de Jesús, que durante toda tu vida has sufrido tantas penas interiores, especialmente durante tu pasión, ten misericordia de nosotros. (En adelante se repite ten misericordia de nosotros).
    • Corazón de Jesús, que llevaste contigo a tus más caros discípulos para ser testigos de tu dolorosa agonía en el huerto de los Olivos.
    • Corazón agonizante de Jesús que dijiste a sus apóstoles: triste está mi alma hasta la muerte.
    • Corazón agonizante de Jesús, que fuiste sobrecogido de una mortal tristeza al prever la inutilidad de tus sufrimientos para un gran número de almas.
    • Corazón agonizante de Jesús que has sido saciado de amargura por causa de nuestros pecados.
    • Corazón agonizante de Jesús que pediste tres veces a tu padre celestial alejase de ti el cáliz de tu pasión.
    • Corazón agonizante de Jesús, que has repetido tres veces esta oración: Padre mío, que se haga tu voluntad y no la mía.
    • Corazón agonizante de Jesús, que has hecho esta queja amorosa a tus apóstolos: ¡Cómo! ¿no has podido velar un ahora conmigo?
    • Corazón agonizante de Jesús, cubierto por la violencia del dolor y por el exceso de tu amor, con un sudor de sangre abundante, que empapó la tierra donde estaba prosternado.
    • Corazón agonizante de Jesús, abierto para los pobres pecadores.
    • Corazón agonizante de Jesús, abismo de misericordias.
    • Corazón agonizante de Jesús, que nunca te cansas de nuestros ruegos.
    • Corazón agonizante de Jesús, en el que esperamos contra toda esperanza.
    • Corazón agonizante de Jesús, nuestro asilo contra tu propia cólera.
    • tribunal de misericordia, al que podemos apelar en los decretos de tu justicia.
    • Corazón agonizante de Jesús, donde la justicia y la misericordia se han abrazado.
    • Corazón agonizante de Jesús, obediente hasta la muerte de cruz.
    • Corazón agonizante de Jesús, que has pagado por nuestras iniquidades.
    • Corazón agonizante de Jesús, que has convertido al ladrón crucificado a tu derecha.
    • Corazón agonizante de Jesús, que nos has prodigado tu dulzura.
    • Corazón agonizante de Jesús, al que en cambio hemos vuelto hiel y vinagre.
    • Corazón agonizante de Jesús, que has encomendado tu alma santísima en las manos de tu Padre.
    • Corazón agonizante de Jesús, víctima infinitamente agradable a tu Padre.
    • Corazón agonizante de Jesús, víctima a quien consumió el fuego de amor.
    • Corazón agonizante de Jesús, sacrificio perpetuo.
    • Corazón agonizante de Jesús, sacrificio que aplacas la justicia divina.
    • Corazón agonizante de Jesús, nuestra luz en la sombras de la muerte.
    • Corazón agonizante de Jesús, nuestra fuerza en el último combate.
    • Corazón agonizante de Jesús, sacrificio perpetuo.
    • Corazón agonizante de Jesús, que aplacas la justicia divina.
    • Corazón agonizante de Jesús, nuestra luz en las sombras de la muerte
    • Corazón agonizante de Jesús, nuestra fuerza en el último combate.
    • Corazón agonizante de Jesús, dulce refugio y consuelo de los agonizantes.
    • Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Señor.
    • Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos Señor.
    • Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Ten misericordia de nosotros Señor.

    V. Corazón agonizante de Jesús, esperanza de los que mueren en ti.
    R. Ten misericordia de los moribundos

    Oración

    ¡Oh amantísimo Señor Jesús! Que has querido nacer, sufrir y morir por salvar a todos los hombres, es en nombre de todas las pobres almas que sufren en este instante y que sufrirán en el día de los combates de la agonía, que te suplicamos humildemente les concedas la gracia, por los dolores de tu Corazón agonizante, del arrepentimiento y del perdón. Dígnate, oh divino Salvador, escuchar esta almas que has rescatado con tu preciosísima sangre y que te claman por la intervención de sus hermanos en la fe. Es hacia Ti, Oh Corazón agonizante de Jesús, que vuelven nuestras miradas moribundas y la esperanza de nuestras almas en este día del último combate en que por la mañana no esperamos ver la tarde, y en la tarde no esperamos ver la mañana, en que todo es luto y abandono en torno nuestro; nuestros cuerpos caen en la disolución, nuestras almas están sobrecogidas de espanto, nuestros ojos ya nublados se fijan en tu imagen crucificada, Oh Jesús, y en la de tu Corazón herido por los pecadores… Vemos esta herida abierta para ofrecernos un asilo contra los enemigos de nuestra salvación… En ella buscamos nuestro refugio… ¡Oh Corazón lleno de compasión hacia nosotros! Sálvanos, ocúltanos a tu propia justicia, y no nos trates según nuestras iniquidades. Sálvanos, Señor, puesto que tu adorable nombre ha sido invocado sobre nosotros en el bautismo, por la Iglesia, tu santa esposa; no olvides que María, tu Madre, es también la nuestra; tu corazón y nuestros labios la han proclamado inmaculada y siempre Virgen. Danos la fe y la contrición que diste al buen ladrón; acepta nuestros dolores y nuestras angustias en unión a tu dolorosa agonía; dígnate oh misericordiosísimo Redentor del mundo, dejar caer sobre nuestras almas una gota de ese sudor divino que destiló de tu sagrado cuerpo en el huerto de los Olivos, y de la sangre preciosa que salió de tu santísimo corazón herido con la lanza en la cruz. La fuerza y la dulzura de este celestial licor lavará todas nuestras iniquidades, será el bálsamo divino que sanará nuestras llagas y nos reconciliará contigo. Oh Jesús; en fin, Oh Corazón agonizante de nuestro Salvador y de nuestro juez, atiende a nuestro deseos; que sostenidos por María, nuestra tierna madre, y por san José, nuestro poderos protector, tengamos la dicha de unirnos a ti por toda la eternidad. Amén.

    Prácticas

    1º Rezar por los agonizantes tres Padre nuestro en memoria de la pasión del Señor y tres Ave María, en memoria de los dolores de María.
    2º Procura a los agonizantes la asistencia de un sacerdote, y si no lo consigues, asístelos tú mismo haciéndoles repetir los dulces nombres de Jesús y María.
    3º Inspírales sentimientos de humildad filial confianza.
    4º Ponles el escapulario de N. S. del Carmen, pues el que muera revestido con esta divisa no caerá en el infierno, María lo ha dicho y no puede engañarnos.
    5º Inspira al enfermo que se abandone completamente entre los brazos del S.S. José, este padre protector especial de la buena muerte, que tiene gran poder para conseguir para los que le invoquen la gracia de expiar dulcemente como él entre los brazos de Jesús y María.
    5º Enseña a todos los que no la conozcan, la devoción del Corazón agonizante: introdúcela en las familias, en las comunidades y entre tus amigos; y no dudes que aquel Sagrado Corazón te bendecirá. Si por el fervor de tus oraciones llegas a salvar cada día un alma, serán, al cabo de un año trescientas sesenta y cinco las que habrás salvado… en diez años serán tres mil seiscientas cincuenta. ¡Qué cosecha! ¡Qué corona para la eternidad!

    Letanías del Sagrado Corazón de Jesús

    Señor, ten misericordia de nosotros.
    Cristo, ten misericordia de nosotros.
    Señor, ten misericordia de nosotros
    Jesucristo óyenos.
    Jesucristo, escúchanos.
    Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
    Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
    Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
    Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
    Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
    Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
    Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
    Corazón de Jesús, de majestad infinita,
    Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
    Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
    Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
    Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
    Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
    Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
    Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
    Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
    Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
    Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
    Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
    Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
    Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
    Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
    Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
    Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
    Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
    Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
    Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
    Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
    Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
    Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
    Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
    Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
    Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
    Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
    Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
    Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
    Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
    Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
    Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
    Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
    V.- Jesús manso y humilde de corazón.
    R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.

    Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.

    A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten misericordia de nosotros”

    Acto de Consagración a Ntra. Sra. del Sagrado Corazón


    ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, Madre de la divina misericordia, puerta del Cielo, dispensadora de los dones de Dios. Mírame aquí postrado a tus pies. Puesto que tú eres la consoladora de los afligidos, la saluda de todos, sé también mi consuelo, mi refugio y mi salud.

    A ti te invoco como la confianza de los justos, la esperanza de los desesperados, la fuerza de los débiles y la paz de los corazones agitados. A ti dirijo, tierna Madre mía, mis suplicantes miradas, y me pongo desde ahora y para siempre jamás bajo tu poderosa y maternal protección. A ti consagro mi espíritu con todos sus pensamientos, mi corazón con todos sus afectos; en una palabra, mi ser todo entero.

    Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ven en socorro mío. Aleja de mí al demonio con sus asechanzas; haz que yo ame a Dios sobre todas las cosas, que le sirva fielmente y que tenga la dicha de morir en su santo amor para reinar eternamente contigo en su gloria. Así sea.


    Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros. (Tres veces).

    Invocaciones al Sagrado Corazón de Jesús

    Amor del Corazón de Jesús, abrásanos.
    Caridad del Corazón de Jesús, derrámate en nosotros.
    Fuerza del Corazón de Jesús, sostennos.
    Misericordia del Corazón de Jesús, perdónanos.
    Paciencia del Corazón de Jesús, no te canses de nosotros.
    Reino del Corazón de Jesús, establécete en nosotros.
    Voluntad del Corazón de Jesús, dispón de nosotros.
    Celo del Corazón de Jesús, inflámanos.
    Virgen Inmaculada, ruega por nosotros al Corazón de Jesús.

    NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN


    Nuestra Señora del Sagrado Corazón no es solamente un nombre, es sobre todo una forma de presentar y conocer a María, una manera de contemplarla y rezarla, una síntesis de la rica tradición de devoción y teología que se encuentra en la Iglesia desde los Tiempos del Nuevo Testamento, concerniente al papel que Dios ha concedido a María en su plan de salvación.

    Este título mariano es uno de los pocos que relacionan a María explícitamente con su Hijo, y sobre todo con el Corazón de su Hijo; que se concentra en el misterio de su ser y la esencia de su misión. Una de las características de este título es que no nos presenta a María sola, sino en relación con Jesús y a través de El con toda la Trinidad.

    LA IMAGEN: María con su Hijo en brazos, éste mostrando su Corazón y a su Madre y ésta tomando el Corazón de su Hijo con la mano derecha.

    - El punto central de la representación escultórica es Jesús con su corazón abierto por la lanza del soldado. El Corazón representa el centro de la persona: la esencia, lo característico y lo fundamental de la persona. En el caso de Jesús: su fuente de vida, su amor sin límites, su donación absoluta por nosotros.

    - Jesús nos muestra cariñosamente a su Madre: es en ella donde ha hallado una real sintonía con su Corazón, con la profundidad de su ser.

    - María con su Hijo en brazos rememora el misterio de su virginal maternidad, el gran hecho histórico de la encarnación de Dios por obra del Espíritu Santo.

    La devoción al Sagrado Corazón es un compendio de toda la vida cristiana. El Sagrado Corazón significa la persona integral de Cristo mirada especialmente en la profundidad de su personalidad: el Amor.

    En 1855 el P. Julio Chevalier tuvo la inspiración de llamar a María “Nuestra Señora del Sagrado Corazón”. No fue fruto de ninguna revelación o aparición especial, sino la consecuencia de la reflexión sobre el Sagrado Corazón y el misterio de María. Escribió estas líneas:

    “Usando este título, damos gracias y glorificamos a Dios, por haber elegido a María, entre todas sus criaturas, para concebir en su seno virginal y de su propia sustancia el Corazón adorable de Jesús, honramos de una manera especial los sentimientos de amor, de humilde sumisión, de respeto filial que Jesús sintió en su Corazón hacia su Madre. Con este título especial reconocemos el poder inefable que nuestro Señor dio a su Madre para conducirnos al Corazón de su Hijo, de revelarnos los misterios de amor y de misericordia que contiene, de abrirnos los tesoros de gracias de los que es fuente, y de distribuirlos personalmente a todos los que recurren a ella e invocan su intercesión poderosa. Todo está contenido en esta invocación: “Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.”

    CONSAGRACIÓN DE LOS NIÑOS A NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN

    Con verdadera complacencia, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, coloco bajo tu materno y poderosa protección a este querido hijo(a) mío(a), que te consagro hoy. Que él (ella) sea siempre el objeto de tu tierna solicitud. Vela sobre él (ella), consérvale la inocencia y la santidad. Que crezca bajo tus miradas en sabiduría y en virtud. Haz, Señora y Madre mía, que sea la alegría de sus padres y la gloria de la Iglesia, y que después de servir a Dios en el tiempo, tenga la recompensa de los santos en la eternidad. Esta gracia te pido, Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Así sea.