viernes, 24 de julio de 2009

Evangelio del sábado 25 de julio de 2009

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Rojo

Santoral

  • Santiago el Mayor, Apóstol

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2
    "El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago"

    En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: "¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre." Pedro y los apóstoles replicaron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen." Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

  • Salmo Responsorial: 66
    "Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben."

    El Señor tenga piedad y nos bendiga,
    ilumine su rostro sobre nosotros;
    conozca la tierra tus caminos,
    todos los pueblos tu salvación. R.

    Que canten de alegría las naciones,
    porque riges el mundo con justicia,
    riges los pueblos con rectitud
    y gobiernas las naciones de la tierra. R.

    La tierra ha dado su fruto,
    nos bendice el Señor, nuestro Dios.
    Que Dios nos bendiga; que le teman
    hasta los confines del orbe. R.

  • Segunda Lectura: II Corintios 4, 7-15
    "Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús"

    Hermanos: Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.

    Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: "Creí, por eso hablé", también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

  • Evangelio: Mateo 20, 20-28
    "Mi cáliz lo beberéis"

    En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."

    Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."

Evangelio del viernes 24de julio de 2009

  • Primera Lectura: Exodo 20,1-17
    "La Ley se dio por medio de Moisés"

    En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.

    Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

    Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."

  • Salmo Responsorial: 18
    "Señor, tú tienes palabras de vida eterna."

    La ley del Señor es perfecta
    y es descanso del alma;
    el precepto del Señor es fiel
    e instruye al ignorante. R.

    Los mandatos del Señor son rectos
    y alegran el corazón;
    la norma del Señor es límpida
    y da luz a los ojos. R.

    La voluntad del Señor es pura
    y eternamente estable;
    los mandamientos del Señor son verdaderos
    y enteramente justos. R.

    Más preciosos que el oro,
    más que el oro fino;
    más dulces que la miel
    de un panal que destila. R.

  • Evangelio: Mateo 13,18-23
    "El que escucha la palabra y la entiende, ése dará fruto"

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."

Evangelio del jueves 23 de julio de 2009

Primera Lectura: Exodo 19,1-2.9-11.16-20b
  • "El Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo"

    Aquel día, a los tres meses de salir de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí; saliendo de Rafidín, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon allí, frente al monte. El Señor dijo a Moisés: "Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que te digo, y te crea en adelante." Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había dicho. Y el Señor le dijo: "Vuelve a tu pueblo, purifícalos hoy y mañana, que se laven la ropa y estén preparados para pasado mañana; pues el Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo."

    Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar. Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Subía humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. El Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de la montaña.

  • Interleccional: A ti gloria y alabanza por los siglos.

    Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
    bendito tu nombre, santo y glorioso. R.

    Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.

    Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.

    Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
    sondeas los abismos. R.

    Bendito eres en la bóveda del cielo. R.

  • Evangelio: Mateo 13,10-17
    "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no"

    En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure."

    ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron."

Quince minutos ante el Sagrado Corazón

CONFORMIDAD DE NUESTRO CORAZÓN CON SU CORAZÓN

DESCENDÍ DEL CIELO NO PARA HACER MI VOLUNTAD, SINO LA DE MI PADRE


Hijo mío, Yo vine a la tierra para hacer la voluntad de Aquél que me envió. Sabía cuántos insultos, dolores, desprecios y tormentos me estaban reservados, y sin embargo, no vacilé en abrazar la voluntad de mi Padre. Todo esto era bien poco en comparación de la amargura que experimentaba mi Corazón al pensar en la ingratitud de los hombres que, ciegos y deslumbrados los unos con el amor de los placeres y el brillo de las riquezas, y dormidos los otros sobre los papeles de sus negocios, los primeros no han querido verme, y los otros apenas se despiertan, o se despiertan tan tarde que hacen inútiles mis enseñanzas y la vida que di por ellos. ¡ Oh ingratitud incomprensible! Tu también hijo mío te apartas de mi. ¿Por qué corres tras de lo que no has de conseguir? ¿Por qué te precipitas en las fuentes cenagosas que no apagan la sed? Por qué no escuchas mi voz, cuando te llamo como el padre más cariñoso, como el amigo más fiel? En mi Corazón y en el de mi Purísima Madre, que también lo es tuya, encontrarás el manantial que nunca se agota. Te ofrezco dulzuras incomparables y tú prefieres el acíbar que produce el remordimiento, a cambio de un momento de placer. Buscas una dicha ficticia y engañosa, y a pesar del afán con que la buscas, tienes que confesar que no la encuentras. ¿Sabes por qué? Porque has despreciado la Ley que yo te di, y te has desviado de la senda que yo te tracé. Si alguna vez me sigues, tu paso es tan inseguro que el menor obstáculo te hace retroceder.

¡Oh dulcísimo Corazón! Ya que dijistes: Qui fecerit voluntatem Patris mei, ipse meus frater est, yo quiero ser tu hermano.

Y para que yo pueda llevar con propiedad este título deliciosísimo que me da tu amor, ayúdame Madre mía, y Tú, Jesús mío, modelos de humildad y obediencia. Yo propongo en adelante conformarme con tu voluntad, Corazón adorable de Jesús.

Y si te dignas darme tribulaciones, te amaré siempre, Corazón pacientísimo.

Si quieres darme alegrías, te amaré siempre, Corazón humildísimo.
Si quieres darme enfermedades y pobreza, te amaré siempre, Corazón modestísimo.
Si quieres que me injurien y calumnien, te amaré siempre, Corazón mansísimo. Si quieres que me ensalcen, te amaré siempre, Corazón perfectísimo.
Y si quieres que me humillen, que mis parientes me nieguen, que los amigos me falten y que la sociedad me abandone, haz que te ame siempre, Corazón santísimo, porque todo lo que no eres Tú, nada es, y no quiero confiar sino en ti, para que pueda morir exclamando:

Cumplí tu voluntad, Jesús divino,
Mientras viví en el mundo cenagoso;
Y hoy, por mi dicha, al fin de este camino

Espero me recibas amoroso.

Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús
Ten piedad y misericordia de nosotros.

Ejercicio Piadoso en Honor del Sagrado Corazón de Jesús

Oh sacratísimo Corazón de Jesús, dígnate aceptar este obsequio que te ofrezco a mayor gloria tuya y bien de mi alma. Amén
Y para recordar ahora el grande amor que nos has tenido, voy considerando tus Promesas saludándote al mismo propio tiempo con la oración del Padrenuestro, salida de tu Corazón y de tus labios.

Primera promesa: Daré a mis devotos todas las gracias necesarias para su estado.

Segunda: Pondré paz en sus familias.

Tercera: Los consolaré en sus aflicciones.

Cuarta: seré su Protector durante la vida y principalmente en la hora de su muerte.
¡Oh Jesús, oh Jesús mío! ¡Qué consoladoras son para mí estas promesas. Padrenuestro ...

Quinta promesa: Bendeciré generosamente todas las empresas de mis devotos.

Sexta: Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente inagotable de la misericordia.

Séptima: Las almas tibias se enfervorizarán.

Octava: Las almas fervorosas se elevarán a grande santidad.
¡Oh Jesús, oh Jesús mío! Por tu Corazón te pido que cumplas en mí estas tus consoladoras promesas.
Padrenuestro ...

Novena promesa: Daré a los sacerdotes la gracia de conmover a los pecadores más empedernidos.

Décima: Bendeciré las casas en las cuales sea expuesta y honrada la Imagen de mi Corazón.

Undécima: Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás se borrará de Él.

Duodécima: A los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, prometo la gracia de la perseverancia final y de que no morirán en desgracia mía y sin recibir los Santos Sacramentos.

¡Oh Jesús, Oh Jesús mío! Tu Corazón ya no puede darnos más: Concédeme el cumplimiento de estas tus dulces y consoladoras promesas y úneme a ti para siempre en el Cielo. Amén, Padrenuestro ...

Oración: Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, míranos postrados humildemente ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; para que podamos unirnos hoy más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu sacratísimo Corazón: Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos. Ten misericordia de unos y otros, benignísimo Jesús, y atráelos con fuerza todos juntos a tu Sacratísimo Corazón.

Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que éstos prontamente regresen a la casa paterna, para que no mueran de hambre y de miseria.

Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y volvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.

Reina, finalmente, sobre cuantos viven en las antiguas supersticiones de la gentilidad; y, como tuyos que son, sácalos de las tinieblas a la luz del reino de Dios.

Concede, Señor, a tu Iglesia segura y completa libertad; otorga la paz a todas las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el divino Corazón, por quien nos vino la salud ; a él sea la gloria y honor por todos los siglos de los siglos. Amén.

Nuestra Señora del Sagrado Corazón

Nuestra Señora del Sagrado Corazón
Ruega por nosotros.

Letanía del Corazón agonizante de Jesús

  • Señor, ten piedad de nosotros.
    Jesucristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor, ten piedad de nosotros.
  • Jesucristo, escúchanos.
  • Jesucristo óyenos.
  • Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
  • Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
  • Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
  • Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros,
  • Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos.
  • Corazón agonizante de Jesús que, desde el primer instante de tu formación en el casto seno de maría has sufrido por nuestra salvación, ten misericordia de nosotros.
  • Corazón agonizante de Jesús, que durante toda tu vida has sufrido tantas penas interiores, especialmente durante tu pasión, ten misericordia de nosotros. (En adelante se repite ten misericordia de nosotros).
  • Corazón de Jesús, que llevaste contigo a tus más caros discípulos para ser testigos de tu dolorosa agonía en el huerto de los Olivos.
  • Corazón agonizante de Jesús que dijiste a sus apóstoles: triste está mi alma hasta la muerte.
  • Corazón agonizante de Jesús, que fuiste sobrecogido de una mortal tristeza al prever la inutilidad de tus sufrimientos para un gran número de almas.
  • Corazón agonizante de Jesús que has sido saciado de amargura por causa de nuestros pecados.
  • Corazón agonizante de Jesús que pediste tres veces a tu padre celestial alejase de ti el cáliz de tu pasión.
  • Corazón agonizante de Jesús, que has repetido tres veces esta oración: Padre mío, que se haga tu voluntad y no la mía.
  • Corazón agonizante de Jesús, que has hecho esta queja amorosa a tus apóstolos: ¡Cómo! ¿no has podido velar un ahora conmigo?
  • Corazón agonizante de Jesús, cubierto por la violencia del dolor y por el exceso de tu amor, con un sudor de sangre abundante, que empapó la tierra donde estaba prosternado.
  • Corazón agonizante de Jesús, abierto para los pobres pecadores.
  • Corazón agonizante de Jesús, abismo de misericordias.
  • Corazón agonizante de Jesús, que nunca te cansas de nuestros ruegos.
  • Corazón agonizante de Jesús, en el que esperamos contra toda esperanza.
  • Corazón agonizante de Jesús, nuestro asilo contra tu propia cólera.
  • tribunal de misericordia, al que podemos apelar en los decretos de tu justicia.
  • Corazón agonizante de Jesús, donde la justicia y la misericordia se han abrazado.
  • Corazón agonizante de Jesús, obediente hasta la muerte de cruz.
  • Corazón agonizante de Jesús, que has pagado por nuestras iniquidades.
  • Corazón agonizante de Jesús, que has convertido al ladrón crucificado a tu derecha.
  • Corazón agonizante de Jesús, que nos has prodigado tu dulzura.
  • Corazón agonizante de Jesús, al que en cambio hemos vuelto hiel y vinagre.
  • Corazón agonizante de Jesús, que has encomendado tu alma santísima en las manos de tu Padre.
  • Corazón agonizante de Jesús, víctima infinitamente agradable a tu Padre.
  • Corazón agonizante de Jesús, víctima a quien consumió el fuego de amor.
  • Corazón agonizante de Jesús, sacrificio perpetuo.
  • Corazón agonizante de Jesús, sacrificio que aplacas la justicia divina.
  • Corazón agonizante de Jesús, nuestra luz en la sombras de la muerte.
  • Corazón agonizante de Jesús, nuestra fuerza en el último combate.
  • Corazón agonizante de Jesús, sacrificio perpetuo.
  • Corazón agonizante de Jesús, que aplacas la justicia divina.
  • Corazón agonizante de Jesús, nuestra luz en las sombras de la muerte
  • Corazón agonizante de Jesús, nuestra fuerza en el último combate.
  • Corazón agonizante de Jesús, dulce refugio y consuelo de los agonizantes.
  • Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Señor.
  • Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos Señor.
  • Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Ten misericordia de nosotros Señor.

V. Corazón agonizante de Jesús, esperanza de los que mueren en ti.
R. Ten misericordia de los moribundos

Oración

¡Oh amantísimo Señor Jesús! Que has querido nacer, sufrir y morir por salvar a todos los hombres, es en nombre de todas las pobres almas que sufren en este instante y que sufrirán en el día de los combates de la agonía, que te suplicamos humildemente les concedas la gracia, por los dolores de tu Corazón agonizante, del arrepentimiento y del perdón. Dígnate, oh divino Salvador, escuchar esta almas que has rescatado con tu preciosísima sangre y que te claman por la intervención de sus hermanos en la fe. Es hacia Ti, Oh Corazón agonizante de Jesús, que vuelven nuestras miradas moribundas y la esperanza de nuestras almas en este día del último combate en que por la mañana no esperamos ver la tarde, y en la tarde no esperamos ver la mañana, en que todo es luto y abandono en torno nuestro; nuestros cuerpos caen en la disolución, nuestras almas están sobrecogidas de espanto, nuestros ojos ya nublados se fijan en tu imagen crucificada, Oh Jesús, y en la de tu Corazón herido por los pecadores… Vemos esta herida abierta para ofrecernos un asilo contra los enemigos de nuestra salvación… En ella buscamos nuestro refugio… ¡Oh Corazón lleno de compasión hacia nosotros! Sálvanos, ocúltanos a tu propia justicia, y no nos trates según nuestras iniquidades. Sálvanos, Señor, puesto que tu adorable nombre ha sido invocado sobre nosotros en el bautismo, por la Iglesia, tu santa esposa; no olvides que María, tu Madre, es también la nuestra; tu corazón y nuestros labios la han proclamado inmaculada y siempre Virgen. Danos la fe y la contrición que diste al buen ladrón; acepta nuestros dolores y nuestras angustias en unión a tu dolorosa agonía; dígnate oh misericordiosísimo Redentor del mundo, dejar caer sobre nuestras almas una gota de ese sudor divino que destiló de tu sagrado cuerpo en el huerto de los Olivos, y de la sangre preciosa que salió de tu santísimo corazón herido con la lanza en la cruz. La fuerza y la dulzura de este celestial licor lavará todas nuestras iniquidades, será el bálsamo divino que sanará nuestras llagas y nos reconciliará contigo. Oh Jesús; en fin, Oh Corazón agonizante de nuestro Salvador y de nuestro juez, atiende a nuestro deseos; que sostenidos por María, nuestra tierna madre, y por san José, nuestro poderos protector, tengamos la dicha de unirnos a ti por toda la eternidad. Amén.

Prácticas

1º Rezar por los agonizantes tres Padre nuestro en memoria de la pasión del Señor y tres Ave María, en memoria de los dolores de María.
2º Procura a los agonizantes la asistencia de un sacerdote, y si no lo consigues, asístelos tú mismo haciéndoles repetir los dulces nombres de Jesús y María.
3º Inspírales sentimientos de humildad filial confianza.
4º Ponles el escapulario de N. S. del Carmen, pues el que muera revestido con esta divisa no caerá en el infierno, María lo ha dicho y no puede engañarnos.
5º Inspira al enfermo que se abandone completamente entre los brazos del S.S. José, este padre protector especial de la buena muerte, que tiene gran poder para conseguir para los que le invoquen la gracia de expiar dulcemente como él entre los brazos de Jesús y María.
5º Enseña a todos los que no la conozcan, la devoción del Corazón agonizante: introdúcela en las familias, en las comunidades y entre tus amigos; y no dudes que aquel Sagrado Corazón te bendecirá. Si por el fervor de tus oraciones llegas a salvar cada día un alma, serán, al cabo de un año trescientas sesenta y cinco las que habrás salvado… en diez años serán tres mil seiscientas cincuenta. ¡Qué cosecha! ¡Qué corona para la eternidad!

Letanías del Sagrado Corazón de Jesús

Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros
Jesucristo óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Jesús manso y humilde de corazón.
R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.

Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.

A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten misericordia de nosotros”

Acto de Consagración a Ntra. Sra. del Sagrado Corazón


¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, Madre de la divina misericordia, puerta del Cielo, dispensadora de los dones de Dios. Mírame aquí postrado a tus pies. Puesto que tú eres la consoladora de los afligidos, la saluda de todos, sé también mi consuelo, mi refugio y mi salud.

A ti te invoco como la confianza de los justos, la esperanza de los desesperados, la fuerza de los débiles y la paz de los corazones agitados. A ti dirijo, tierna Madre mía, mis suplicantes miradas, y me pongo desde ahora y para siempre jamás bajo tu poderosa y maternal protección. A ti consagro mi espíritu con todos sus pensamientos, mi corazón con todos sus afectos; en una palabra, mi ser todo entero.

Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ven en socorro mío. Aleja de mí al demonio con sus asechanzas; haz que yo ame a Dios sobre todas las cosas, que le sirva fielmente y que tenga la dicha de morir en su santo amor para reinar eternamente contigo en su gloria. Así sea.


Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros. (Tres veces).

Invocaciones al Sagrado Corazón de Jesús

Amor del Corazón de Jesús, abrásanos.
Caridad del Corazón de Jesús, derrámate en nosotros.
Fuerza del Corazón de Jesús, sostennos.
Misericordia del Corazón de Jesús, perdónanos.
Paciencia del Corazón de Jesús, no te canses de nosotros.
Reino del Corazón de Jesús, establécete en nosotros.
Voluntad del Corazón de Jesús, dispón de nosotros.
Celo del Corazón de Jesús, inflámanos.
Virgen Inmaculada, ruega por nosotros al Corazón de Jesús.

NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN


Nuestra Señora del Sagrado Corazón no es solamente un nombre, es sobre todo una forma de presentar y conocer a María, una manera de contemplarla y rezarla, una síntesis de la rica tradición de devoción y teología que se encuentra en la Iglesia desde los Tiempos del Nuevo Testamento, concerniente al papel que Dios ha concedido a María en su plan de salvación.

Este título mariano es uno de los pocos que relacionan a María explícitamente con su Hijo, y sobre todo con el Corazón de su Hijo; que se concentra en el misterio de su ser y la esencia de su misión. Una de las características de este título es que no nos presenta a María sola, sino en relación con Jesús y a través de El con toda la Trinidad.

LA IMAGEN: María con su Hijo en brazos, éste mostrando su Corazón y a su Madre y ésta tomando el Corazón de su Hijo con la mano derecha.

- El punto central de la representación escultórica es Jesús con su corazón abierto por la lanza del soldado. El Corazón representa el centro de la persona: la esencia, lo característico y lo fundamental de la persona. En el caso de Jesús: su fuente de vida, su amor sin límites, su donación absoluta por nosotros.

- Jesús nos muestra cariñosamente a su Madre: es en ella donde ha hallado una real sintonía con su Corazón, con la profundidad de su ser.

- María con su Hijo en brazos rememora el misterio de su virginal maternidad, el gran hecho histórico de la encarnación de Dios por obra del Espíritu Santo.

La devoción al Sagrado Corazón es un compendio de toda la vida cristiana. El Sagrado Corazón significa la persona integral de Cristo mirada especialmente en la profundidad de su personalidad: el Amor.

En 1855 el P. Julio Chevalier tuvo la inspiración de llamar a María “Nuestra Señora del Sagrado Corazón”. No fue fruto de ninguna revelación o aparición especial, sino la consecuencia de la reflexión sobre el Sagrado Corazón y el misterio de María. Escribió estas líneas:

“Usando este título, damos gracias y glorificamos a Dios, por haber elegido a María, entre todas sus criaturas, para concebir en su seno virginal y de su propia sustancia el Corazón adorable de Jesús, honramos de una manera especial los sentimientos de amor, de humilde sumisión, de respeto filial que Jesús sintió en su Corazón hacia su Madre. Con este título especial reconocemos el poder inefable que nuestro Señor dio a su Madre para conducirnos al Corazón de su Hijo, de revelarnos los misterios de amor y de misericordia que contiene, de abrirnos los tesoros de gracias de los que es fuente, y de distribuirlos personalmente a todos los que recurren a ella e invocan su intercesión poderosa. Todo está contenido en esta invocación: “Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.”

CONSAGRACIÓN DE LOS NIÑOS A NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN

Con verdadera complacencia, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, coloco bajo tu materno y poderosa protección a este querido hijo(a) mío(a), que te consagro hoy. Que él (ella) sea siempre el objeto de tu tierna solicitud. Vela sobre él (ella), consérvale la inocencia y la santidad. Que crezca bajo tus miradas en sabiduría y en virtud. Haz, Señora y Madre mía, que sea la alegría de sus padres y la gloria de la Iglesia, y que después de servir a Dios en el tiempo, tenga la recompensa de los santos en la eternidad. Esta gracia te pido, Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Así sea.